martes, 12 de febrero de 2013

Los trastornos por déficit de yodo o TDY



Hoy voy hacerme eco de algo que me dejó absolutamente perpleja cuando estudié el tema correspondiente del Máster, ya que desconocía el importante alcance de este asunto pese a llevar más de 30 años de ejercicio médico. Se trata de que a pesar de  las graves repercusiones  para la salud que tiene la deficiencia de yodo y lo fácil  que resultaría su prevención, la resultante es que se hace  poco o nada al respecto.

Como dije en mi presentación, soy médico. Llevo media vida trabajando en un hospital, rodeada de otros médicos de diversas especialidades. He estado embaraza tres veces y  he tenido tres hijos. Todo ello aderezado con sus correspondientes visitas pre y postnatales, controles vacunaciones y demás. Y he necesitado estudiar un Máster en Nutrición y Alimentación para ver negro sobre blanco la siguiente información de interés general:

El yodo es un micronutriente esencial para el hombre. Su déficit ocasiona gran número de alteraciones desde el punto de vista orgánico (bocio hipotiroideo, retraso mental, cretinismo, etc.). Hasta aquí, no hay nada nuevo, ya que esto más o menos, se estudia en la licenciatura de Medicina. La información más interesante viene ahora: 


Algunos de estos efectos son irreversibles ya al nacimiento, pero todos ellos se pueden prevenir rápida y fácilmente si se corrige la carencia de yodo antes del embarazo y durante el primer año de la vida, ya que se dispone para ello de métodos simples, eficaces y de bajo coste económico para completar el escaso yodo de la dieta, siendo el procedimiento más extendido y recomendado la yodoprofilaxis con sal yodada.

La prevención del déficit de yodo es, por tanto,  sencilla y barata, y debería constituir una obligación para todas las administraciones y profesionales sanitarios. Sin embargo, es un tema absolutamente soslayado por los médicos de atención primaria, tocólogos y pediatras fundamentalmente, por mencionar solamente aquellos a quienes  este tema compete de forma más directa. Además,  y por si fuera poco, las campañas institucionales en pro de la suplementación con sal yodada, a pesar de su vital importancia en la prevención de los TDY, brillan por su ausencia.

Toda la población general debería utilizar la sal yodada en el cocinado y aderezo de los alimentos, especialmente los niños y las mujeres en edad fértil,  ya que su consumo es especialmente importante durante el embarazo y la lactancia, con el objetivo de garantizar el normal desarrollo del sistema nervioso central del feto y del recién nacido, especialmente necesitado de un suministro adecuado de hormonas tiroideas yodadas.

Mediante la utilización masiva de sal yodada es como se ha conseguido eliminar los TDY en Noruega, Suecia, Finlandia, Suiza y Austria, únicos países europeos actualmente libres de esta carencia.

Por otra parte, la sal yodada es segura y por ello se trata de una recomendación universal. En ninguna de las experiencias de profilaxis con sal yodada que se han llevado a cabo en algunas zonas de España, se ha producido una ingesta excesiva de yodo, que pueda influir negativamente en la función tiroidea.

Aunque, la deficiencia de yodo en España puede considerarse actualmente de grado medio, los trastornos que se derivan de ella son tan importantes que esta carencia debe de ser considerada como un problema urgente de salud pública. Por lo tanto no se entiende que las autoridades sanitarias no adopten ya las medidas necesarias para realizar campañas informativas sobre la naturaleza de los TDY, su prevención y control mediante el empleo de sal yodada.

La sal yodada existe y se vende en los comercios del ramo, a un precio asequible, sin un coste adicional para la cesta la compra. La promoción de la sal yodada no debería constituir una medida aislada, sino que debería formar parte de un Programa de Salud Pública para la Prevención y Control de los TDY, cuyo diseño y ejecución es competencia de las autoridades sanitarias de salud pública. Concretamente, habida cuenta de las competencias en Sanidad llevan años transferidas, sería competencia de las diferentes CCAA. Desde aquí, las animo a que lo lleven a cabo. Pero por si acaso ellas no lo hacen, ¡por favor!, si me leen, utilicen desde ahora la sal yodada en su mesa y su cocina. La salud de los suyos saldrá beneficiada.

Los que quieran disponer del documento completo, que por cierto ya tiene algunos años,  lo tienen a su disposición.

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